23 de noviembre de 2024

La Guerra de Reforma desde la lucha de clases

Retrato de Benito Juárez
 por la INAH 
Con el fin de celebrar los 30 años de la Reorganización del Partido Comunista de México, analizaremos la figura de Benito Juárez dentro de la lucha de clases.

La Guerra de Reforma (1858-1861), ha sido uno de los conflictos armados más trascendentales dentro de la historia mexicana. Está guerra fue entre el partido liberal y el conservador.

Desde la perspectiva de la lucha de clases, este suceso histórico puede ser interpretado como el clímax de tensiones económicas, políticas y sociales entre la elite terrateniente y eclesiástica dominante dentro de la política mexicana de ese entonces y una ferviente clase media liberal que buscaba la modernización del país a través de una reestructuración económica y social propuesta por el Partido Liberal. En medio del conflicto Benito Juárez fue una figura clave cuya vida y obra reflajaban la esperanza de una verdadera transformación social limitada por la época. 

Benito Juárez: Un líder de origen popular

Benito Juárez nació en 1806 en San Pablo Guelatao, Oaxaca, bajo una familia indígena zapoteca. Juárez sería huérfano a una edad temprana, su trayectoria de vida tiene un profundo contraste con la élite criolla que dominaba el México independiente. Su educación y ascenso al poder simbolizaron el ideal de la meritocracia frente al sistema federal que enfrentaba múltiples desafíos debido a los conflictos armados que ocurrieron en México.

Juárez entendía en carne propia las desigualdades e injusticias estructurales que enfrentaba la población indígena y rural. Al mismo tiempo, como político liberal, abrazo el proyecto de consolidar el estado-nación a través de la secularización, la centralización y una reforma agraria. Sin embargo, este proyecto estaba más alineado para los intereses de la clase media emergente en todo el país, compuesta principalmente por pequeños propietarios, comerciantes y profesionistas, en vez de las demandas de las masas campesinas e indígenas que buscaban justicia social.

La Guerra de Reforma como lucha de clases

La lucha entre los liberales y los conservadores se puede interpretar como una lucha por dos visiones económicas y sociales bastante distintas. Por un lado, los conservadores representaban los intereses de la élite terrateniente y la Iglesia Católica, quienes controlaban vastos recursos y tierras bajo un sistema feudal. Por otro lado, los liberales buscaban desmantelar ese poder mediante la separación de la Iglesia del Estado, la nacionalización de los bienes eclesiásticos y la creación de un mercado libre.

La promulgación de la Ley Lerdo en 1856, durante el gobierno liberal, puso en marcha la desocupación de las tierras por corporaciones civiles y eclesiásticas. Aunque la meta era redistribuir las tierras y fomentar una economía capitalista, en la práctica estás reformas beneficiaron principalmente a los sectores más acomodados de la clase media y no al campesinado, que a menudo carecía de los recursos necesarios para adquirir las tierras subastadas.

Durante la guerra, las tensiones de la clase fueron evidentes. Los ejércitos conservadores estaban formadas principalmente por campesinos devotos a la Iglesia Católica, mientras los liberales estaban compuestos por ciudadanos más cercanas de las ciudades y mejor organizados, también apelando a un discurso que difícilmente conectaba con las necesidades inmediatas de los sectores más marginados.

El papel de Juárez y las reformas

Benito Juárez asumió la presidencia en 1858 tras la renuncia de Ignacio Comonfort, liderando al bando liberal durante los años más duros de la guerra. Su gobierno, se caracterizó en recorrer el país huyendo de las fuerzas conservadores con la causa reformista.

La Constitución de 1857 y las Leyes de Reforma fueron los pilares de su gobierno.  Estás medidas buscaron eliminar los privilegios del clero y del ejército, garantizando la libertad de culto y estableciendo la educación laica en todo el país. Pero, desde la perspectiva de clases, las reformas representanron un intento para debilitar a las élites tradicionales eclesiásticas y militares, al mismo tiempo que favorecía la consolidación de un Estado capitalista que beneficio a los sectores medios y urbanos. 

Limitaciones y contradicciones

Aunque Juárez y los liberales lograron una victoria decisiva en 1861, la lucha de clases en México no terminó con la Guerra de Reforma. La redistribución de tierras fue insuficiente y la brecha entre ricos y pobres permaneció. Si bien las Leyes de Reforma sentaron las bases para un México más secular y moderno, las comunidades indígenas y campesinas continuaron enfrentando el despojo, la pobreza y la marginación.

La falta de una verdadera reforma agraria, unida a la dependencia de México de las potencias extranjeras, dejó al país vulnerable a nuevas intervenciones, como la ocupación francesa de 1862. Juárez, aunque un símbolo de resistencia, no pudo resolver varias de las profundas desigualdades estructurales que habían originado el conflicto.

Conclusión 

La Guerra de Reforma y la figura de Benito Juárez representan un momento crucial en la historia de México, donde la lucha de clases definió el rumbo del país. Juárez encarnó los ideales de igualdad y modernización, pero las reformas liberales estuvieron limitadas por las estructuras sociales y económicas de la época. Este episodio nos recuerda que las transformaciones verdaderamente inclusivas requieren no solo la redistribución del poder político, sino también un compromiso con la justicia económica y social para todos los sectores de la población.

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